Consolidación de servidores
En organizaciones con muchos servidores, permite que todos los servidores tengan “virtualmente” el mismo hardware, y por tanto, su gestión es más homogénea y predecible.
La virtualización de un sistema, habitualmente hablamos de servidores, consiste en hacer que una máquina completa, con su sistema operativo, aplicaciones, datos, configuración, etc., se ejecute en realidad en una máquina física diferente, llamada «host», de modo que el «invitado» o «guest», se ejecuta sobre una capa intermedia.
Esto quiere decir que una máquina virtual es para todos los efectos, una máquina totalmente independiente, y consume los recursos que se le asignen desde la máquina «host».
En organizaciones con muchos servidores, permite que todos los servidores tengan “virtualmente” el mismo hardware, y por tanto, su gestión es más homogénea y predecible.
Permite que con la máquina en producción, tomar un snapshot o foto de cómo se encuentra, de modo que una instalación de un parche, si no funciona correctamente, nos permite dar marcha atrás de forma ágil y con tiempos de parada mínimos.
Una configuración habitual es situar varias máquinas virtuales sobre un mismo host de gran potencia, y según van variando las cargas de trabajo de cada máquina, se pueden asignar más procesadores y/o memoria a cada máquina virtual. Esta misma operación en máquinas físicas, en primer lugar, tendrían que ser todas de la misma marca/modelo, y aparte supone paradas de mucha mayor duración, y el consiguiente coste en horas.
En ocasiones sucede que una determinada aplicación sólo funciona con un sistema operativo antiguo, o bien ya no se dispone de soporte. Estos sistemas operativo muchas veces no funcionan correctamente sobre máquinas modernas, y depender de un servidor antiguo sin soporte ni garantías, es un riesgo muy alto. Existen herramientas de migración que permiten pasar una máquina física a virtual, y luego podemos ejectura esa máquina virtual en servidores modernos con soporte en vigor.
Permite montar un plan de contingencias muy sencillos y con tiempos de recuperación inferiores a una hora, ya que el mover una máquina virtual es totalmente transparente, e independiente del hardware.
En las modalidades de clustering, permite ejecutar máquinas virtuales en modo cluster. En estos casos, la caida de una máquina host es recuperada de inmediato, ya que las peticiones exteriores las serviría otro miembro del cluster.
Permite ejecutar varios servidores en una sóla máquina física, con el consiguiente ahorro energético.
Podríamos citar que el rendimiento de una máquina virtual es aproximadamente un 10% inferior, con lo que para aplicaciones de uso intensivo de CPU y disco, pueden tener un rendimiento menor.
Un elemento a tener en cuenta es el coste de software de virtualización, ya que hay que disponer de: licencias de máquina host, licencias de plataforma de virtualización (algunas incluyen la licencia del host), y una licencia de sistema operativo por cada máquina virtual (este último requisito sería idéntico).
En una máquina virtual, además, no se pueden utilizar las económicas licencias Microsoft OEM, ya que por definición, una licencia OEM va embebida con un hardware determinado. Como una máquina virtual es en realidad un software, no es posible adquirir este tipo de licencia. Este es un elemento a tener en cuenta a la hora de elaborar un proyecto de virtualización.